viernes, 22 de mayo de 2009

Principales Exponentes del Expresionismo Nórdico

James Ensor


Pintor belga que participó en los movimientos de vanguardia de comienzos del siglo XX, el expresionismo y surrealismo, fue uno de los primeros representantes.


Fue un mal estudiante, que abandonó la escuela a los quince años de edad para comenzar a formarse con dos pintores locales, estudió en la Academia Real de Bellas Artes de Bruselas. Celebró su primera exposición en 1881.


Mientras las primeras obras de Ensor, como Música rusa (1881) y Los borrachos (1883), muestran escenas realistas en un estilo sombrío, su paleta posteriormente se aclaró y favoreció temas progresivamente extraños. Pinturas como Las máscaras escandalizadas (1883) y Esqueletos peleando sobre un hombre ahorcado (1891) muestran figuras con máscaras grotescas inspiradas en las que se vendían en la tienda de regalos de su madre durante el carnaval anual de Ostende.


Sus primeras obras se caracterizan por los paisajes brumosos de inspiración flamenca, a partir de 1880 Ensor alternó los bodegones con los interiores, en los que predominaban los colores pardos, rojizos y azules de tono melancólico.


Ensor utilizaba de forma deliberada colores fuertes y estridentes, así como pinceladas violentas y bruscas para potenciar el efecto agresivo de sus temas.


Sus retratos, ofrecen una visión grotesca de la humanidad, lo que le convirtieron en el principal precursor del expresionismo y del surrealismo. Representaba a la humanidad como algo estúpido, amanerado, vano y odioso, retratando a los individuos como payasos o esqueletos, y reemplazando los rostros por máscaras de carnaval.


Sin embargo, pronto abandonó este primer estilo "oscuro" y se interesó por las escenas de carácter fantástico y grotesco, donde impera una cierta expresión burlesca y esperpéntica en todos sus personajes. Ensor alcanza su máxima expresión pictórica en obras como El asombro de la máscara, en las que máscaras, esqueletos y demonios son el fiel reflejo de la tragicomedia humana.


Durante los últimos años del siglo XIX, gran parte de su obra fue rechazada como escandalosa, pero sus cuadros siguieron exponiéndose, y poco a poco consiguió aceptación y aplauso. Para el año 1920 era protagonista de grandes exposiciones; en 1929 recibió el título de barón, otorgado por el rey Alberto.


Su obra ejerció una influencia de gran importancia en la pintura del siglo XX y su temática espeluznante allanó el caminó al surrealismo y al dadá. Murió el 19 de noviembre de 1949 en Ostende, en donde hoy existe un museo dedicado a su obra.


E
n 1888 realizó su obra más célebre, La entrada de Cristo en Bruselas, en la que representa, en una escena carnavalesca, a una muchedumbre alienada entre la que sobresale la figura de Jesucristo montado en un pollino

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